
El edificio se llena de líneas curvas, suavizando un perfil que invita a disfrutarlo en un agradable paseo. Al acercarse, el visitante descubre una muestra de lo que va a encontrar en su interior: el agua y la naturaleza se unen en el diseño de los dos accesos peatonales que se adentran en el edificio. Esto es posible gracias a las dos plantas que dan cabida a los cerca de 4.100 vehículos, y a las que se accede desde una singular fachada de chapa azulada que, con distintos matices, insinúa las olas de tan singular isla urbana.
En cada planta se ha puesto especial cuidado en el diseño de barandillas, pérgolas, terrazas, solados, etc., así como en la tematización y el paisajismo. Destaca la novedosa cubierta transparente de ETFE, que permite la entrada de luz natural con una estructura muy liviana, consiguiendo transmitir la sensación de espacio exterior, cuando realmente se está en un espacio cubierto y acondicionado. Los recorridos se curvan para que el edificio se descubra a medida que se avanza y se adivinen los distintos espacios y tratamientos que hacen de cada zona única y singular. Todo ello para hacer un recorrido dinámico y atractivo, que alcanza su punto culminante en la “Plaza Islazul”, donde una isla tapizada de vegetación y elementos sorprendentes resume el espíritu del centro, un lugar creado para recrear nuestros sentidos.